Sacas la mano por la ventana, y entendes la importancia de sentir el viento pasar entre tus dedos.
Sobre la montaña un pajaro hace eclipse con el sol y la sombra se proyecta en tu cabeza.
Un sonido acompaña el viaje que haces todas las mañanas cuando hace frio dentro de los vagones del tren, inclusive en un intenso verano que te depara largas noches y dias tan fragiles como ese sonido, lejano, constante e hipnotico.
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